|
Una tarde, conversaban los castores Muní y Munó que viven en la casa de Lhahl.
- ¿Vos sabés que un día Bhuhb fue con Lhahl al circo? - le dijo Muní a Munó. - ¿Sí? no son muy copados los circos. - contestó Munó. Bueno, resulta que en el circo estaban los payasos Paricutín y Paricutón. Que uno se reía y el otro lloraba. ¿Sabés porqué lloraba Paricutón? - Nop - contestó Munó. Porque tenían encerrado al elefante en una jaula. Y Paricutín se reía por no llorar. Entonces, se acercaron a Bhuhb que era un gnomo ecologista, y le dijeron, uno riendo y el otro llorando: -Bhuhb, ayúdanos para sácar al élefante de la jaula! Y Bhuhb, que era gnomo, pero no tonto, los miró y les dijo: -Primero hay que preguntarle al Elefante Rozagante, si quiere salir de la jaula. Y le contestaron, uno llorando y el otro riendo -Bueno, pero, vamos ya, porque el elefante se síente mal. Entonces fueron los cuatro, Paricutín, Paricutón, Bhuhb y su novia Lhahl a visitar al Elefante Rozagante. El elefante, cuando los vió llegar, les dijo:
-SÁQUENME
DE ESTA JAULA QUE HAY UN RATON!!!!!!!!!!
Mientras corría de un lado a otro y se subía con una pata sola a una silla que había en el medio de la habitación. Y en el medio de la habitación, también estaba el señor ratón. Y mucho se reía, de tanta porquería que el elefante profería, porque nada pasaría ¿donde se ha visto que un ratón a un elefante le de un pisotón? Entonces Bhuhb se rió y la puerta de la jaula abrió. Al ratón le dió un queso rayado y al elefante un maní salado. Y
se fueron los seis muy contentos al río para que Bhuhb les contara un cuento.
Paricutín se reía, y Paricutón lloraba de la risa.
|